De pueblos y escenarios en tiempos de cuarentenas
los pueblos se sienten enmarañados hasta el punto de anudárselos a las entrañas de ciertas esencias. Me parece aleccionador ver que, a lo mejor, solo a lo mejor, esas esencias andaban oxidadas en demasiados escenarios de exteriores. La personalidad de un pueblo va (o debería ir) más allá de sus manifestaciones folclóricas. Se puede vivir, estar y ser sin fuegos, cirios, claveles y volantes, queridos míos.
Foto: Alain Laboile
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