Casas sin hipotecas
He habitado decenas de sitios
de los que siempre salgo.
Compré cortinas finas,
mesas amaderadas,
alfombras chic de no sé dónde
y pinté mucho de blanco.
He soñado ventanas verde agua
y libros esparcidos por el baño,
luces tenues indirectas,
platos cuadrados de pizarra,
un porche con mecedora
y un cine cercano.
Ahora duermo a veces sin cama
en un planeta imaginario.
Con risas que hacen eco,
heridas de colores,
torpezas siempre absueltas
y lunares abrazados.
He encontrado el sitio,
tengo una cocina donde bailo.
Foto: Elliott Erwitt
0 comentarios