Muy pocas veces se detiene el tiempo

Una, dos o tres con suerte. Muy pocas veces se detiene el tiempo. 

Apenas unos segundos en los que ya nada existe, ni ayeres indulgentes ni sueños que se estampan contra espejos de sucio azul brillante. Dos o tres veces en la vida cierras los ojos y todo el mundo conocido o por conocer cabe en una exhalación. El resto es tiempo que pasa muy rápido, arrastrando inocencias, acartonando bellezas de humo. Y trayendo, con suerte, otra eternidad de apenas unos pocos segundos.

Foto: Alain Laboile

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