De patrias y fronteras
Yo quiero despertarme en un sitio sin nombre.
Ver que entra el sol por las ranuras de una ventana de rejilla, blanca o verde agua,
de luz eterna.
Recuperar la conciencia de una noche en paz por fuera y por dentro, sintiendo la seguridad de su muñeca aún dormida sobre mi cadera.
Quiero pellizcar sin cuidado una de las magdalenas que hicimos ayer; descalza, mientras se hace el café, en bragas y camiseta.
Quiero regar las plantas de fuera sin oír cánticos de no sé qué bandera.
Quiero decorar fronteras.
Cuidarlas y defenderlas. Esas que forman algunos rincones del cuerpo, que vamos invadiendo sin resistencia y que nos regalan vidas nuevas.
Quiero no saber cómo se llama mi patria mientras tenga, aún dormida, su muñeca
sobre mi cadera.
Feliz #DíadeAndalucía. A los andaluces que se levantan cada día con la esperanza de que este sea un lugar del que no tener que irse y a los que se fueron porque esta tierra todavía es un lugar del que tener que irse. Mientras, con casi un 21 por ciento de paro, nuestros gobernantes entregan medallas de oro con las que pretenden desteñir el negro que nos invade y que fingen iluminar, de vez en cuando, con decorados de lunares.
Foto: Carlos Pérez Siquier
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